
Pese al prestigio literario que al término ficción le diera Borges, ésta sigue siendo un género incomprendido, incluso subestimado debido quizá a la ambigüedad que produce su sinonimia respecto a la fantasía, la ensoñación, la fabulación, la leyenda, en tanto historias para los momentos de ocio y entretenimiento. Tampoco la ficción es como se dice comúnmente, una “mentirita”, ya que el término “mentira” corresponde a los discursos del derecho, de la religión y la moral.