Las fotografías fueron un instrumento privilegiado en el avance sobre Patagonia. Impresas en papel postal, álbumes, expedientes oficiales o publicadas por la prensa, se erigieron como una expresión concreta y tangible de la posesión y el dominio de un territorio ajeno al cuerpo nacional.

Ayudaron de esta forma, como soporte de los anhelos e intereses de los agentes e instituciones que las pusieron en juego, a ordenar, disponer y estabilizar las opciones culturales deseadas que debían adoptar los individuos implicados en el proceso, según la óptica de los intereses implícitos en el proyecto.

Esto, claro, con una lógica plagada de exclusiones, no pocas veces violenta.

Desde esta óptica recorremos aquí, en "Ojos crueles", la producción de Antonio Pozzo, Carlos Encina y Edgardo Moreno, Gustav Schulz, Carlos Foresti, Ángel Custodio Fernández de Cabrero y Federico Kohlmann.